Cada día, son más los emprendedores que promedian los 50 años de edad. Un factor decisivo, es que, a cierta edad, las personas desean ser su propio jefe y dejar de ser subordinados, y todo parecería señalar que la edad no es un obstáculo para lograrlo. Aquellos que se sienten capacitados y con ganas de realizarlo, se deciden por lanzar su propia empresa con la ventaja de ya contar con años de experiencia obtenidos.
Fundar una empresa a los 50 años representa una determinación que puede derivar de un despido o porque a esa edad es cuando el trabajador se ve suficientemente preparado, con experiencia y solvente como para crear lo propio.
Al comenzar un emprendimiento es importante, aparte de realizar un curso de negocio autónomo, analizar bien los beneficios y desventajas que acarrea dicha determinación, tanto propias como del mercado.
Si se trata de un emprendimiento que se inicia desde cero, esto ofrece la oportunidad de incentivar y poner en marcha la creatividad, iniciativa, y la innovación. Si no hay otro rubro similar en el mercado, se consigue de manera automática un posicionamiento.
En el caso de que se quiera comprar un negocio y relanzarlo; se obtiene la ventaja de que el negocio ya se encuentra en marcha, y funcionando. Aunque además hay que tener cuidado con la posibilidad de no poder o no saber reposicionarlo en las mentes de los clientes.
En tanto que si lo que se elije es elaborar productos, se debe saber que esta alternativa es muy similar a iniciar desde cero.
En el caso de que prefieran brindar servicios, se cuenta con la enorme ventaja de que la inversión suele ser la más baja de todos los emprendimientos; perfecto para quienes no poseen mucho capital para dedicar a la inversión.